La competencia entre dos protagonistas de la música de los años 60 produjo la evolución de los sonidos en esos años, expresados en los discos “Pet Sounds” y “Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band”. Ambos cumplen 80 años en estos días: son Paul McCartney, de The Beatles, nacido en Liverpool (Inglaterra) el 18 de junio de 1942, y Brian Wilson, de The Beach Boys, nacido en Hawthorne, Los Ángeles, California (EEUU) el 20 de junio de 1942. Los demonios que persiguieron a Wilson en busca de la mejora constante, y la pasión y la curiosidad de McCartney hicieron que sus caminos se entrecruzaran de un continente al otro en medio de esa década cambiante.
Consumo masivo
Ambos eran hijos de músicos. El padre de Paul era trompetista y pianista y lo alentó a tomar clases de piano, pero él prefirió aprender de oído… comenzaría después como guitarrista y después, ya formados los Beatles, en 1961, se desempeñó como bajista. Hizo sus primeras canciones cuando era estudiante –a los 16 años tenía el germen de lo que sería “When I’m sixty-four”- y cantó por primera vez en público en un campamento de estudiantes. Cuando salió el primer álbum de los Beatles, “Please, Please Me”, en marzo de 1963, y las canciones “Love Me Do” y “I Saw Her Standing There” (entre otras, como su versión de “Twist and Shout”) los catapultaron al firmamento. El 9 de febrero de 1964, cuando tocaron en el show de Ed Sullivan en EEUU, nació esa histeria de los fans llamada “beatlemanía”. Ese día el pop británico pasó a ser objeto de consumo masivo en EEUU.
Armonías vocales
El padre de Brian era un compositor frustrado y un padre violento que, pese a todo, estimuló sus inquietudes musicales. En 1958, cuando cumplió 16 años, le regaló un magnetófono para registrar los sonidos y las armonías vocales que hacían Brian y sus hermanos Carl y Dennis. En 1961 ya tomaba clases de música y con sus hermanos y su amigo Al Jardine realizaban improvisadas sesiones en su pieza, donde comenzó a componer. Grababa su voz a capella, regrababa sobre esa base un acompañamiento de piano y volvía a cantar las armonías. Su padre lo estimuló a que grabaran con una compañía discográfica. Se les unió como cantante su primo Mike Love y tras buscar nombres, y nacieron los Beach Boys. Su primer éxito fue “Surfin’ U.S.A.”, lanzado en marzo de 1963, y su estilo fresco cautivó al público adolescente. Sus canciones hablaban de playas, verano, amor, diversión, autos (“409” se refería a la locura que había por la camioneta Chevrolet con motor V8, y “Little Deuce Coupe” trata sobre el Ford B modelo 32) y el modo de vivir de los adolescentes californianos de esos años. Era un “pop luminoso y arrebatador”, describe Álex Serrano en la revista “Esquire” (“la obsesión de los Beach Boys con The Beatles”, 20/06/19)
Búsqueda creativa
Llega 1965. Los Beatles estaban en la estratósfera, ya pensaban en dejar las giras y experimentaban cambios. Cuando salió el disco “Help!” (película incluida), en agosto de 1965, Paul había grabado “Yesterday” con un cuarteto de cuerdas y elementos de música clásica. Cuatro meses después lanzaban el disco “Rubber Soul” (diciembre de 1965), que marcaba una búsqueda creativa intensa, con canciones como “Norwegian Wood”, “You Won’t See Me”, “Michelle”, “Girl” y “Drive My Car”. Llamó la atención el uso de instrumentos no habituales en el pop-rock, la complejidad de las letras y la coherencia entre los temas del álbum. Esa búsqueda explotó en agosto del 66, cuando lanzaron el disco “Revolver”, innovador, con aire psicodélico, con temas como “Tomorrow Never Knows”, “Nowhere Man”, “Eleanor Rigby”, “Think For Yourself” y “For No One”. También se habían lanzado como sencillos las canciones “Yellow Submarine” y “Paperback Writer”.
Termina 1965. Wilson estaba en la cúspide de la fama de los Beach Boys. Sus canciones “California Girls”, “I Get Around”, “Surfin’ Safari” y su versión de “Barbara Ann” daban vuelta el planeta. Era tan creativo que alguien lo llamó “el Mozart estadounidense”, dice Estefanía Camacho (en “Los demonios de Brian Wilson”, revista “El Gatopardo”, 21/6/19) y era escuchado por Bob Dylan, Phillip Glass, John Lennon y McCartney, y hasta por el músico clásico Leonard Bernstein.
Las cosas simples
Cuando Wilson escuchó “Rubber Soul” se quedó pasmado. “Fue un desafío para mí. Vi que cada tema era artísticamente muy interesante y estimulante”, dijo. Y calificó a los Beatles como “Los grandes poetas de las cosas simples”. Competitivo e insatisfecho, se quedó en casa mientras sus compañeros disfrutaban de la fama, las giras y el favor del público. Él sintió la necesidad de hacer un disco aún mejor, con un sonido basado en las técnicas de grabación de Phil Spector –que usaba el “muro de sonido” para los Beatles-, “con instrumentos de música clásica y con letras de corte más íntimo, alejadas de las temáticas del surf rock”, dice Oscar Chong, en “Smile: la sonrisa frustrada de los 60” (9/5/17)
Así salió el disco “Pet Sounds”, en mayo de 1966, que fue mejor recibido en Inglaterra que en Estados unidos. Pop barroco con matices psicodélicos, con canciones reflexivas y sentimentales, deslumbró a todo el mundo. Tiene grandes armonías vocales. La mayor parte del instrumental fue hecho por la Wrecking Crew, un colectivo que reunía a los mejores músicos sesionistas de Los Angeles. Tiene sonidos de animales y hasta pasa una locomotora en “Caroline, no”. Algunas canciones son emblemáticas, como “God Only Knows”, “Would’nt Be Nice”, “Sloop John B. (versión de un tema de los 30), “I Know There’s An Answer” y la singular “I Just Wasn’t Made For These Times”.
Proyecto ambicioso
Entusiasmado con producir la música que represente a los Estados Unidos, Wilson compuso en esos momentos la poderosa “Good Vibrations”, la más emblemática de la historia de los Beach Boys, que fue lanzada en octubre del 66 pero no había sido incluida en “Pet Sounds” porque Brian ya estaba entusiasmado con un proyecto más ambicioso, llamado “Smile”, en el que iba a profundizar las excentricidades que tan bien salieron en “Good Vibrations” (canción grabada a un costo de 50.000 dólares, con 26 músicos profesionales para ejecutar 17 instrumentos diferentes). “Como el proceso fue un éxito, decidió hacer un álbum entero de la misma manera”, escribe Oscar Chong. Eso era “Smile”. “No era solo música pop, era algo más avanzado”, diría años después Wilson a la revista “Paste”.
Perros y gallos
En agosto, los Beatles lanzaron “Revolver”, pero se pasaron todo el verano escuchando “Pet sounds”, y eso llevó a “Sgt. Pepper’s, que llegaría medio año después, en mayo de 1967. “Pet Sounds fue mi inspiración para hacer ‘Sgt. Pepper’s’ ”, contó McCartney. Años después, Paul diría que “God only knows” era una de sus canciones favoritas. “Cuando lo escuché, dije ‘¡Oh Dios, este es el mejor elepé de todos los tiempos! ¿Qué vamos a hacer ahora?’. Se lo puse a John tantísimas veces que era imposible que escapara a su influencia”. Si “Pet Sounds” tenía mascotas y algún ladrido de perros, la primera canción de “Sgt. Pepper’s”, “Good Morning, Good Morning”, comienza con el canto de un gallo y termina con un maullido que se convierte en ladrido y el cacareo de una gallina. Los temas dieron vuelta al mundo. “With A Little Help From My Friends”, “Lucy in The Sky With Diamonds”. En una visita a casa de Brian, Paul le hizo escuchar “She’s Leaving Home” que tenía en un casete, antes de que saliera el disco. “Mi esposa estaba ahí y se puso a llorar. Escucharlo tocar una canción nueva me permitió ver las mías claramente”, dijo Wilson en “Yo soy Brian Wilson, y tú no”, sus memorias.
Simple y complejo
Wilson pensó que “Smile” sería el proyecto más importante de la música popular. “Quería que se oyera como si todo fuera una sola cosa. Deseaba que las composiciones fluyeran entre sí. La música de Bach hacía eso. Él usaba acordes y formas simples, pero obtenía resultados complejos. Eso es lo que yo trataba de hacer”. Dijo. Convocó a un conocido compositor, Van Dyke Parks, con quien acordó que el contenido del disco sería la cultura estadounidense. “Todo el mundo estaba obsesionado con lo británico. Nosotros, en cambio, decidimos explorar el argot norteamericano. Usaríamos Estados Unidos como temática central”, declaró al diario “The Guardian” en 1999. De allí salieron canciones como “Heroes and villains” y “Roll Plymouth rock”.
Pero apenas comenzaron a grabar las sesiones se volvieron tormentosas, debido en cierto modo, a la mezcla de excesiva ambición y abuso de drogas por parte de Wilson, que generó episodios surrealistas, como exigir a todos que fueran con cascos de bombero, según cuenta el periodista Jules Siegel, o como destruir grabaciones porque pensaba que eran causantes de incendios, o cancelar sesiones. El 6 de mayo del 67 se comunicó que el proyecto no saldría a la luz. Según Siegel, Wilson había comenzado a experimentar con LSD. Además, sus compañeros de banda, como Mike Love, no estaban de acuerdo con “Smile”.
Entonces apareció “Sgt. Pepper’s”. Y como sencillo, fue lanzado el psicodélico tema “Strawberry Fields Forever”, de The Beatles. Se dice que cuando Wilson lo escuchó se derrumbó. ¿Era un avance supremo sobre “Good Vibrations”, esa “catedral gótica en materia de canciones pop”, como la califica Serrano en “Esquire”.
Wilson se recluyó durante años, asistido por el psiquiatra Eugene Landy. Los Beach Boys siguieron adelante e incluso en 1988 lograron un gran éxito con “Kokomo”, una canción de su estilo de los 60. Años después, en 2004, Wilson, alejado del circuito de drogas y excesos, hizo su propia versión del disco inédito, con su banda The Wondermints. El trabajo se llamó “Brian Wilson Presents Smile”. Luego, en 2016, hizo una gira por los 50 años de “Pet Sounds”. Sus caídas y sus esfuerzos están retratados en la biopic musical “Love & Mercy”.
Mito vigente
McCartney siguió un camino ascendente tras los Beatles. Fue caballero de la reina, tuvo 60 discos de oro y vendió más de 100 millones de álbumes y sigue. Wilson volvió a los escenarios. En 2021 hizo una gira por EEUU con su amigo “Beach boy” Al Jardine. Ambos, McCartney y Wilson, se acercan a los 80 y aún está vigente la historia de aquella competencia musical que enriqueció el pop de los años 60 tal vez se refleja en un encuentro de 2001 en el teatro Griego de Los Ángeles, donde Wilson era telonero en un show de Paul Simon. Brian terminaba su actuación con “God only knows” y de repente se abrió una puerta lateral del escenario y entró McCartney. “Se desataron los aplausos y los gritos en el teatro y todo el mundo se puso de pie”, recuerda Wilson. “Lo saludé desde el piano, pero no fue suficiente. Estábamos en los versos finales y cambié la letra a último momento por ‘God only knows what I’d be without Paul’ (’Sólo Dios sabe qué sería de mí sin Paul’)”.